martes, 30 de septiembre de 2008

Carta a Sara

Dice el poeta Oquendo de Amat a su madre:

Tu nombre viene lento como las músicas humildes
Y de tus manos vuelan palomas blancas

Mi recuerdo te viste siempre de blanco
Como un recreo de niños que los hombres miran desde aquí distante

Un cielo muere en tus brazos y otro nace en tu ternura

A tu lado el cariño se abre como una flor cuando pienso

Entre ti y el horizonte

Mi palabra está primitiva como la lluvia o como los himnos
Porque ante ti callan las rosas y la canción

Y qué puedo decirte yo, madre mía. ¿Acaso que te amo? ¿Acaso que te extraño? ¿Acaso que eres lo más valioso en mi vida? ¿Será esto suficiente? Entonces cómo revestir un querer como el mío sin que simples palabras lo maltraten. Tal vez si te dedico unos versos escondidos pueda siquiera demostrarte un poco de mi cariño. Y así, con estos tantos años encima, pero con la ternura de un niño, pueda abrazarte a la distancia sabiéndote inmortal y sintiéndome el hijo más feliz, el más amado, el más protegido.


de la madre

hoy mi madre me roza con sus tibios ojos
queriendo saber por qué
me vivo de tristeza

mi madre siempre madruga por las noches
y por su hijo
odia la razón de los días

su bello rostro vestido por tímidos surcos
ríe a veces de memoria
pero se cubren de años al observar
la vejez de su criatura

hoy mi madre llora la ausencia
de mi amor infantil

y una vez más me roza con sus tibios ojos
olvidando su dolor y las madrugadas
sin la ayuda de dios


Feliz cumpleaños mamá



lunes, 29 de septiembre de 2008

Poesía en la Vía Expresa

Recital poético a cargo de
Feliciano Mejía, Paúl Guillén, Rafael García Godos,
Giancarlo Huapaya, Luigi Faura,
Enrique León y Melissa Patiño
Jueves 2 de octubre de 2008 - 7 p.m.
INGRESO LIBRE
Paseo de la República 5864 – Miraflores
(Esq. Vía Expresa con Av. Benavides)
Teléfono: 444-3672

viernes, 26 de septiembre de 2008

Te cambio de alcalde

El mío es medio tacaño y parlanchín. Quiso construir un supermercado en una residencial y ha colocado un caminito y farolitos de cemento en medio de unos jardines en una avenida central. Y en vez de cambiar el asfalto total de las pistas, como lo hacen en otros distritos con motivo de una cumbre internacional, el señor solo las está parchando. Ama el concreto. Ama los parches.
Mi distrito se llama Jesús María. Me gusta tanto como Pueblo Libre, en donde viví varios años, porque creo que ambos conservan aún ciertos aires de pueblos antiguos, con árboles, casonas, parques y plazas.
Mi alcalde se llama Enrique y recuerdo que cierta vez, cuando desfilaba por las calles del distrito, en plena campaña electoral, no sé por qué, se me acercó, me sonrió y me dio la mano. Espero contar con su voto, me dijo. Ajá, sí, claro, le respondí, con una media sonrisa.
Han pasado un par de años desde entonces y ahora el señor burgomaestre ha hecho de Jesús María un distrito aburrido, soso, con aires de una febril dictadura digna de los años sesenta. Ha prohibido beber en las calles bajo pena de multa. Y en los bares luego de las 23 horas. Ya no se puede pasear con los amigos sin que los serenos (una suerte de soplones chavistas con uniforme de policía local catalana) te observen y te vigilen y te consideren sospechoso de un acto ilícito. Sus radios y sus patrullas cuidan que fumes solo tabaco, porque otras yerbas también acarrean multas exorbitantes, y que bebas agua o gaseosa, porque la venta de alcohol, como en la Nueva York de los años veinte, está prohibida.
Es decir, Enriquito está creando una nueva especie de borracho y fumón: el casero.
En España prefieren que la gente salga a beber, fumar y divertirse a bares, discotecas o a la calle, porque así no causan molestias a los vecinos que prefieren dormir en vez de celebrar. Porque por más silencio que se quiera mantener en casa, la madrugada siempre exagera las voces, las risas y el salud continuo, convirtiendo la alegría de unos en un irrespeto para otros.
Hay que entender que el descanso y el sueño son sagrados. Y que las calles, los bares y los parques son de los vecinos y no de propiedad de un señor que está de paso.
Por eso, te cambio de alcalde, ¿sí?

miércoles, 17 de septiembre de 2008

Otro poema de los dones

Gracias quiero dar al divino Laberinto de los efectos y de las causas
Por la diversidad de las criaturas que forman este singular universo,
Por la razón, que no cesará de soñar con un plano del laberinto,
Por el rostro de Elena y la perseverancia de Ulises,
Por el amor, que nos deja ver a los otros como los ve la divinidad,
Por el firme diamante y el agua suelta,
Por el álgebra, palacio de precisos cristales,
Por las místicas monedas de Ángel Silesio,
Por Schopenhauer, que acaso descifró el universo,
Por el fulgor del fuego,
Que ningún ser humano puede mirar sin un asombro antiguo,
Por la caoba, el cedro y el sándalo,
Por el pan y la sal,
Por el misterio de la rosa, que prodiga color y que no lo ve,
Por ciertas vísperas y días de 1955,
Por los duros troperos que en la llanura arrean los animales y el alba,
Por la mañana en Montevideo,
Por el arte de la amistad,
Por el último día de Sócrates,
Por las palabras que en un crepúsculo se dijeron de una cruz a otra cruz,
Por aquel sueño del Islam que abarcó mil noches y una noche,
Por aquel otro sueño del infierno,
De la torre del fuego que purifica
Y de las esferas gloriosas,
Por Swedenborg, que conversaba con los ángeles en las calles de Londres,
Por los ríos secretos e inmemoriales que convergen en mí,
Por el idioma que, hace siglos, hablé en Nortumbria,
Por la espada y el arpa de los sajones,
Por el mar, que es un desierto resplandeciente
Y una cifra de cosas que no sabemos
Y un epitafio de los vikings,
Por la música verbal de Inglaterra,
Por la música verbal de Alemania,
Por el oro, que relumbra en los versos,
Por el épico invierno,
Por el nombre de un libro que no he leído: Gesta Dei per Francos,
Por Verlaine, inocente como los pájaros,
Por el prisma de cristal y la pesa de bronce,
Por las rayas del tigre,
Por las altas torres de San Francisco y de la isla de Manhattan,
Por la mañana en Texas,
Por aquel sevillano que redactó la Epístola Moral
Y cuyo nombre, como él hubiera preferido, ignoramos,
Por Séneca y Lucano, de Córdoba
Que antes del español escribieron
Toda la literatura española,
Por el geométrico y bizarro ajedrez,
Por la tortuga de Zenón y el mapa de Royce,
Por el olor medicinal de los eucaliptos,
Por el lenguaje, que puede simular la sabiduría,
Por el olvido, que anula o modifica el pasado,
Por la costumbre, que nos repite y nos confirma como un espejo,
Por la mañana, que nos depara la ilusión de un principio,
Por la noche, su tiniebla y su astronomía,
Por el valor y la felicidad de los otros,
Por la patria, sentida en los jazmines, o en una vieja espada,
Por Whitman y Francisco de Asís, que ya escribieron el poema,
Por el hecho de que el poema es inagotable
Y se confunde con la suma de las criaturas
Y no llegará jamás al último verso
Y varía según los hombres,
Por Frances Haslam, que pidió perdón a sus hijos por morir tan despacio,
Por los minutos que preceden al sueño,
Por el sueño y la muerte, esos dos tesoros ocultos,
Por los íntimos dones que no enumero,
Por la música, misteriosa forma del tiempo.

De El otro, el mismo (1967) de Jorge Luis Borges (1899–1986)

viernes, 12 de septiembre de 2008

Noche de pizza y poesía

Un nuevo point para la poesía existe en Barranco. Yeeeeee. Es el YACANA Arte & Rockbar, ex Ekeko, juntito al Juanito y frente al Sancho Panza. ¡Qué bacán que está y estará! ¿Por qué? Porque según me contó Vanessa Martínez, la carnicera, en un paseo por sus interiores, han comprado la vieja y hechicera casa de al lado y pronto será un lugar alucinante.

Ayer jueves hubo poesía, como dicen serán todos los días de Júpiter. Estuvieron en la mesa y en ese escenario asombrado y azulado, Rafael García Godos, Giancarlo Huapaya, Melissa Patiño y Diego Lazarte. Y por ahí, regalándole a la noche su presencia, Domingo de Ramos, Paul Guillén, Pablo Salazar y Vanessa.

¡Que se repitan esas noches y que Yacana crezca, crezca y crezca hasta las altas ramas de los altos árboles de Barranco y se trague a su horrible bulevar mientras los poetas comen pizza!

martes, 2 de septiembre de 2008

Mi carro: el adiós

Compañero de tardes y amaneceres, de mañanas y noches sin fin, te vendí y no me arrepiento. Olvidé todas tus bondades y lo bien que la pasamos juntos, y te vendí. Eras un poco salado, es cierto, y nos chocamos muchas veces, sí, pero has de saber que te quería. No como para llorar por tu partida, pero algo de cariño te prodigué. Tu comprador, gracias a Dios, no lee este blog, por eso se enamoró de ti ignorando tu pasado. Pero qué es el pasado sino lo que somos en el presente. Y tú te veías muy guapo hoy, justo hoy cuando te entregué a otro. No niego que me pagó bien por ti, aunque supongo que valías mucho más, y que los dólares pesaron más que el sentimiento; pero reconoce que al fin y al cabo eras una cosa y la vida nos enseña que no hay que aferrarse a los objetos. Viajé contigo, pasee contigo, nos emborrachamos, nos drogamos, hicimos el amor en la playa y en un parque, fumamos hasta el amanecer y llevaste por calles y carreteras a muchos amigos y amigas que también te recordarán con una sonrisa. Como yo. Aunque ya no estés, aunque te hayas ido. Adiós.