viernes, 26 de septiembre de 2008

Te cambio de alcalde

El mío es medio tacaño y parlanchín. Quiso construir un supermercado en una residencial y ha colocado un caminito y farolitos de cemento en medio de unos jardines en una avenida central. Y en vez de cambiar el asfalto total de las pistas, como lo hacen en otros distritos con motivo de una cumbre internacional, el señor solo las está parchando. Ama el concreto. Ama los parches.
Mi distrito se llama Jesús María. Me gusta tanto como Pueblo Libre, en donde viví varios años, porque creo que ambos conservan aún ciertos aires de pueblos antiguos, con árboles, casonas, parques y plazas.
Mi alcalde se llama Enrique y recuerdo que cierta vez, cuando desfilaba por las calles del distrito, en plena campaña electoral, no sé por qué, se me acercó, me sonrió y me dio la mano. Espero contar con su voto, me dijo. Ajá, sí, claro, le respondí, con una media sonrisa.
Han pasado un par de años desde entonces y ahora el señor burgomaestre ha hecho de Jesús María un distrito aburrido, soso, con aires de una febril dictadura digna de los años sesenta. Ha prohibido beber en las calles bajo pena de multa. Y en los bares luego de las 23 horas. Ya no se puede pasear con los amigos sin que los serenos (una suerte de soplones chavistas con uniforme de policía local catalana) te observen y te vigilen y te consideren sospechoso de un acto ilícito. Sus radios y sus patrullas cuidan que fumes solo tabaco, porque otras yerbas también acarrean multas exorbitantes, y que bebas agua o gaseosa, porque la venta de alcohol, como en la Nueva York de los años veinte, está prohibida.
Es decir, Enriquito está creando una nueva especie de borracho y fumón: el casero.
En España prefieren que la gente salga a beber, fumar y divertirse a bares, discotecas o a la calle, porque así no causan molestias a los vecinos que prefieren dormir en vez de celebrar. Porque por más silencio que se quiera mantener en casa, la madrugada siempre exagera las voces, las risas y el salud continuo, convirtiendo la alegría de unos en un irrespeto para otros.
Hay que entender que el descanso y el sueño son sagrados. Y que las calles, los bares y los parques son de los vecinos y no de propiedad de un señor que está de paso.
Por eso, te cambio de alcalde, ¿sí?

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Pero por cuál alcalde lo cambias? si casi todos hacen las mismas cosas, todos están utilizando la excusa de la visita de presidentes de otros países para romper cuanta pista se le ocurre causando un tráfico casi inexplicable, te recomiedno escojas mejor el alcalde que quieres a ver quién te atraca el cambio.

Anónimo dijo...

El alcalde de Pueblo Libre está haciendo pistas nuevas. Y ha hecho de la zona del Queirolo y la Plaza Bolivar un lugar con bares y restaurantes, muy turistico.
León, regresa a Pueblo Libre... ja

Anónimo dijo...

Te secundo mi estimado; no pueden taparnos la boca y menos para dejar de libar y aspirar. Eso va contra mis principios!. Que me puedes recomendar? me quito a España o construimos sotanos y tuneles parranderos o pido una audiencia con el alcalde o pido firmas para lanzarme en las proximas elecciones? Que se supone que quiere controlar tu dichoso alcalde? los excesos? de la juventud? Esa es chamba de los padres, de cada familia. Puede educarlos a ellos. Si no empezamos por ahi estamos arando en el mar. Jóse.

Harold Alva dijo...

yo te lo cambiara por el mío, pero piña, tenemos el mismo alcalde, y sí ps, es una huevada eso de mutarnos a borrachos y fumones caseros. qué hacemos Quique?: pedimos firmas para revocarlo?, difícil no?. empecemos entonces a descontar los días que le quedan en la casona rosada.
un abrazo

Anónimo dijo...

...¿No quieres que te lo cambie por Burgos?.