Así. Así como Sábato se toca la cabeza en la foto, así me la toqué yo cuando leí en El Comercio, el decano de la prensa peruana, la nota titulada "Historias íntimas de un gran maestro", acerca del documental "Ernesto Sábato, mi padre", del director Mario Sábato. El primer párrafo de la página cinco de Luces dice así:
Aunque ha escrito toda su vida, para Mario Sábato la literatura no es lo suyo. “La sombra de mi padre es gigantesca”, comenta no sin razón el hijo del desaparecido escritor Ernesto Sábato por teléfono. Con más de 35 años de carrera, el cineasta argentino de 64 años compite en el Festival de Lima con “Ernesto Sábato, mi padre”, un sincero documental que rescata el lado más íntimo y familiar del autor de “Sobre héroes y tumbas” y “Abbadón, el exterminador”.
O sea lo han matado. O sea para el periodista dueño de la nota y El Comercio, Ernesto Sábato, el inmortal Sábato, ya desapareció. O sea ya se murió.
¡Ayayay!... Aquí la nota. En fin... Para enojarse un ratito y luego matarse de risa.
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