jueves, 21 de mayo de 2009

soledad, juventud y soltería

En “La viellese”, o la vejez, Simone de Beauvoir se hace una pregunta: “¿Cuál es la condición del anciano en una sociedad trepidante como la nuestra?”. Y se responde: “Miserable. Porque una vez usado por ella, y relegado de manera degradante, su sólo destino es el de esperar la muerte”. La existencialista francesa bordeaba los setenta años cuando publicó el libro. Y no se equivocada o exageraba porque ella misma había sido utilizada como todos y como todos, ya anciana, relegada y miserable, esperó solitaria su destino mortal.

Los fragmentos de texto siguientes no son de Simone ni sobre ella ni sobre la vejez, sino de asuntos más futiles y mundanos como la juventud, la soledad y la soltería. Le pertenecen a Bryce Echenique.

"Hoy nadie siente vergüenza de vivir solo. La mirada de la sociedad ha cambiado. Un soltero de 40 años ya no es, como antes, sospechoso de inclinaciones que atentaban contra la moral. Primero, porque la moral ya no reprueba tanto esas inclinaciones y, luego, porque ya no se les atribuye sistemáticamente a los solteros más recalcitrantes. La soltería en sí se enfrenta a un cambio de mentalidad y la imagen del solterón o solterona empieza a desaparecer de la mente colectiva para dar lugar a la de unos jóvenes que han sabido permanecer jóvenes más tiempo que los demás."

"La juventud se ha convertido casi en una forma de sabiduría y, sin duda, hoy Víctor Hugo no se atrevería a escribir un Arte de ser abuelo. El verdadero arte consiste actualmente en permanecer joven y en no ponerle límite alguno a la libertad de amar sin comprometerse, prolongando indefinidamente el plazo de una deliciosa irresponsabilidad. Todo es posible y nada es grave cuando se es joven. Y la asociación entre juventud y soltería provoca nostalgia entre los adultos casados. El matrimonio es un prisma deformante cuando a través de él se observa la soltería de otros. El hombre y la mujer casados tienden a atribuirles y envidiarles a los solteros todas las conquistas que no tuvieron."

"La soltería se ha convertido en un período de prueba en el que el individuo aprende a conocerse mejor y al que la moral de hoy se adapta perfectamente."

"La compañía de un animal subsana en cierta medida las soledades contemporáneas. En una sociedad dominada por el egoísmo, el estrés, la agresividad y la inestabilidad, el animal fiel y silencioso propone a los solitarios una auténtica y serena presencia. Nadie puede negar la ternura, la fidelidad de un animal doméstico. Aporta seguridad y equilibrio y, además, el dueño tiene alguien que lo necesita, alguien con quien puede hablar, alguien que lo quiere y que él quiere."

"Algunos solitarios quieren a su animal como si este fuera un ser humano... Pero también porque no lo es..."

Alfredo Bryce Echenique. "Entre la soledad y el amor" (2005).