Con una voz ingenua, pero convencido del poder redentor de la palabra cuando esta se convierte en poesía, el joven escritor local Enrique León publica este poemario en el que el amor, la soledad, la inquietud de las horas muertas y la angustia que crece con la distancia que nos separa del ser amado se conjugan nerviosamente para dejar crecer textos de cándida oscuridad y luminosa legibilidad. La idea, al parecer, es salir del inmenso universo vacío que anidamos dentro de nosotros mismos para acceder a esa realidad mínima y prosaica que podría acabar salvándonos la vida. Como bien dice en ese breve texto llamado “A veces”: “Mi piel es la última línea/ el placer/el camino/la malicia/el placer/el camino/la malicia/mi piel como la última línea/mis heridas/son adornos”. El libro cuenta con una delicada y preciosista presentación que vale la pena resaltar.
9 comentarios:
¡Qué bacán!
¡Gracias diario El Comercio!
Un abrazo Enrique! Muy bien!!!!
De nada broder
El Comercio
Orgullosísima de TI
super chevere layon.... congratulations !!!
alx c-l
¡¡Un abrazote Kike!!*
Tu libro y tú os merecéis esto y más. Es sencillamente genial.
¿y quién dijo que no se puede tener todo en la vida?
bacan!
Tus palabras son mejores que tus actos
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