lunes, 9 de junio de 2008

Quisimos tanto a Jorge

Anoche murió Jorge Salazar. Lo quise y admiré desde aquella mañana de hace varios años en que entró al salón de clase de la facultad y empezó a conocer a sus estudiantes por los libros que leían o habían leído. Lo quise y luego trabajé bajo su guía en un espacio en el que las ideas, la cultura, el conocimiento y la amistad fueron el diario alimento. Por él ocurrió el milagro del amor y la amistad. Lo quise y se lo dije hace unos meses cuando fui a verlo en el homenaje que le hicieron en una feria libresca en Miraflores y al que asistieron algunos de sus amigos. A veces la enfermedad y la vejez son sinónimos de abandono y olvido. Lo quise y admiré como periodista, escritor, profesor, conversador y elegante bailaor. Le encantaba que le visiten para compartir su pan y su vino y hablar de libros y de fútbol, política, crímenes, cocina, historia. Y de poesía. Lo quise y siempre le estuve agradecido por abrirme los ojos en un tiempo en que la mayoría prefería la comodidad de una venda. Por él soy algo si es que algo soy. Gracias Coco, en nombre de tantos que te quisimos tanto.

Melancolía
El sol apenas entra en casa –escribo
sobre la huidiza
luz de arena,
luz que no encuentra morada.
Todo me duele en este día
en que los muertos dejan a la puerta
de los vivos
la corrosiva melancolía.

Eugénio de Andrade (1923 – 2005)