sábado, 7 de febrero de 2009

La crisis

La crisis, la crisis, la crisis y la crisis. Ahora resulta que todo se debe a la crisis. Lo bueno, lo malo, lo bonito, lo feo, todo. Crisis allá, crisis acá, crisis más allá y crisis en los bolsillos y en tu cabeza y en la mía y en la del vecino y en la de mi perro que también está en crisis. ¿Por qué? Por la crisis.
A veces creo sentir una especie de necesidad de estar en crisis. Se habla tanto de la crisis que si alguien no se declara afectado por ella seguramente no estará, no será, no pertenecerá a esta idea de aldea global mal gobernada. No estar en crisis, en estos tiempos, está mal visto. Porque si el norte está en crisis entonces el sur también debe estarlo. ¿Por qué? Por la crisis.
Pero hay crisis y crisis. De todo tipo y color. De todo calibre. Aunque la de moda mundial es la e-co-nó-mi-ca. Es la más guapa e importante. Nada de crisis asmática, mental o amorosa. No. Esas ya fueron. Y ni hablar de las crisis de los 30 o de los 40. Simples banalidades. Ni mencionarse deben. Ahora las sobremesas o los cócteles no son los mismos si no se habla de la crisis e-co-nó-mi-ca. Si no se quiere quedar como ignorante o superficial, hay que decir algo acerca de ella. O tan sólo nombrar la palabrita para parecer inteligente. Crisis. ¡Guau! A ver otra vez. Crisis. Una vez más. Crisis.
El vocablo “crisis” se ha convertido en uno de los más buscados en Google: tiene más resultados que otros como felicidad, poesía o sexo. Y es que la famosa crisis financiera mundial no es gratuita. Es cierto que mucha gente está pasando por un mal momento debido a ella; pero toda crisis, sea la que fuere, ha tenido que necesariamente tener unas causas: mentales, provocadas o inventadas, personales o gubernamentales, pero causas al fin. En este caso específico la irresponsabilidad fue una de ellas y fue, además, enorme.
Se dice además que es imposible que algún país del orbe no se declare en crisis porque ninguno es la excepción. Si llueve todos se mojan, dicen. Claro. El efecto dominó. Ajá. Se tiene que decir que se está en crisis aunque que no sea así. Por supuesto. Hay que seguir la corriente nomás porque todos dicen que estamos en crisis. Sin duda. Es que hay crisis pues. ¿Por qué? Por la crisis.
Si de manera constante, repetitiva, persistente e incansable se le dice a alguien que es un idiota lo más probable es que se crea un idiota por más que no lo sea. Entonces, ¿qué pasaría si de manera constante, repetitiva, persistente e incansable se le dice a los habitantes de este planeta que el mundo está en crisis? Lo más probable es que todos nos creamos el cuento, ¿no? ¿Y a dónde nos lleva eso? A un estado donde reina una crisis más estúpida aún, sicológica y subjetiva, además de peligrosa, mezquina y oscura: de desconfianza. Es decir, la célebre crisis económica global nos lleva a una crisis de desconfianza total. Y la desconfianza, sea de las instituciones, de la economía, de tu pareja o de uno mismo, generará siempre una crisis mayor.
La imagen que ilustra este texto es el símbolo del kanji (caracteres chinos utilizados en la escritura de la lengua japonesa) para representar la palabra crisis. Curiosamente se compone de dos símbolos, uno es "peligro", el otro es "oportunidad". Crisis = Peligro + Oportunidad. Una crisis es un momento de peligro, pero al mismo tiempo es el nuevo camino u oportunidad para tomar una nueva vía, que sin haber pasado por ese momento jamás hubiéramos decidido iniciar.
Así que si tu novia te dejó o te caíste de las escaleras o tienes mal aliento, no digas que es por culpa de la crisis, aunque suene ilustrado e interesante. Deja a la crisis ocuparse de su propia crisis y pagar sus consecuencias. Como debe ser. Y si de verdad te está afectando económicamente, aprovecha la oportunidad. Y confía. Hay crisis más antiguas y esenciales como la ambiental, que todos debemos enfrentar.

7 comentarios:

Enrique L. dijo...

Dicen que la única crisis verdadera es la del consumismo: ahora la gente anda consumismo pantalón, consumismo zapato y hasta consumismo calzoncillo.

Anónimo dijo...

qui buina!

Anónimo dijo...

Según la CEPAL, los países sudamericanos que podrán enfrentar la crisis económica mundial o al menos no verse tan afectados, son Chile y Perú y un poco Brasil. Esto debido a que han sido responsables en sus políticas ecoómicas y vienen creciendo sostenidamente desde hace muchos años. Ojalá sea así. Hay que confiar, como dices.

Anónimo dijo...

Tu blog también está en crisis Kikín?

Anónimo dijo...

Oe Contumismo, esta buena esta entrada, sobre todo en la parte de la crisis de desconfianza hacia uno mismo, porque si eso se pierde realmente si tamos cagaos...no hariamos nada y vagariamos con miles de ideas en la mente -todas buenas de seguro- pero sin poder ejecutarlas. Que fiasco, y todo por q? Por la crisis pero del miedo...

Anónimo dijo...

si es así pues, yo estoy en crisis desde hace años, con el mismo todo, lo único que cambio son los culix,,,Saludos!!! que tal el ají del pollo a la brasa...

Anónimo dijo...

La crisis según Einstein

"No pretendamos que las cosas cambien, si siempre hacemos lo mismo. La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países, porque la crisis trae progresos. La creatividad nace de la angustia como el día nace de la noche oscura. Es en la crisis que nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias. Quien supera la crisis se supera a sí mismo sin quedar 'superado'.
Quien atribuye a la crisis sus fracasos y penurias, violenta su propio talento y respeta más a los problemas que a las soluciones. La verdadera crisis, es la crisis de la incompetencia. El inconveniente de las personas y los países es la pereza para encontrar las salidas y soluciones. Sin crisis no hay desafíos, sin desafíos la vida es una rutina, una lenta agonía. Sin crisis no hay méritos. Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno, porque sin crisis todo viento es caricia. Hablar de crisis es promoverla, y callar en la crisis es exaltar el conformismo. En vez de esto, trabajemos duro. Acabemos de una vez con la única crisis amenazadora, que es la tragedia de no querer luchar por superarla."