miércoles, 29 de abril de 2009

Esos convivientes anónimos

A propósito de la trágica muerte de Fermín, un grillo joven que residía extrañamente en un baño de mi casa, me he puesto a pensar en los insectos que viven conmigo y que observo, espanto y hasta defiendo. Aunque a veces también los mato. Todo depende.

En primer lugar están las hormigas que, como dijo Maradona, son como los boludos: “están por todos lados”. En mi casa las hay de varias clases y tamaños, dependiendo del lugar en el que estén. En la cocina están las chiquititas y veloces; en mi mesa de noche, atraídas por la sobra de algún alimento, a veces me acompañan unas morenitas, lentas y medianitas.
Le siguen, sin valor de ranking, las cucarachas, que son como los políticos: asquerosas y rastreras. A veces, las grandotas, aparecen en el patio de mi casa volando, espantando a todo humano presente. Las más chiquitas deben estar tan, pero tan escondidas, que nunca las veo, pero de que las hay, como en casi todas las casas, estoy seguro.
Las polillas, que dicen que son como las putas porque solo salen de noche. Dueñas de un vuelo malísimo, trato siempre de atraparlas con las manos cuando pasan sin ningún temor por mi nariz en dirección a una luz, a cualquier luz, una lámpara, un fluorescente, una bombilla, lo que sea, porque les atrae el calor, en un afán suicida.
Las moscas, las jodidas por antonomasia, se hacen presentes en diminuto tamaño. Es decir, solo veo a las chiquititas en la bolsa de basura de la cocina o en la fruta descubierta. A veces alguna medianita aparece y vuela por la mesa del comedor. Cuando quieren meterse a mi nariz o a mis orejas, las persigo sin piedad.
Los chanchitos o cochinillas, que no sé debido a qué les llaman cochinillas, porque cochinas no las veo. Viven en jardines y también en lugares húmedos, como Solitud, un chanchito que crece en mi baño, solo (desde la partida de Fermín), tranquilo, sin molestar a nadie, husmeando, corriendo en caso de peligro y alimentándose de microorganismos. Es una compañía de cague.
Los toritos, que son pequeños escarabajos de pésimo vuelo, hacen que me ría mucho. Cuando llegan, buscando la luz como las polillas, mi madre y hermanas huyen como si hubieran visto al mismo diablo. Creen que van a caer en sus cabezas y cornearlas, como suele ocurrir. Yo los tomo con los dedos y los arrojo lejos. Que corneen a otras.
Los zancudos o mosquitos, a quienes odio terriblemente, sobre todo cuando zumban en mi oído cuando dormito. Me obligan a levantarme, buscarlos y eliminarlos sin clemencia, de lo contrario no vuelvo a la cama. Pero me revientan de rabia cuando, luego de algún golpe certero, sus panzas estallan y vierten mi sangre y manchan la pared blanca de mi habitación.
Los pescaditos de plata, que me parecen animales prehistóricos. Viven en lugares oscuros y húmedos, como el culo de muchos. No, mentira. Me refiero a los lugares de mi casa. Los veo siempre en el baño y en donde hay libros, pero no los mato, la verdad, sino que los miro y pienso en sus miles de años de existencia. Parecen peces fosilizados.
Las termitas, que se tragan las hojas de mis libros y los marcos de los cuadros y los muebles y las puertas. Les encanta hacer huecos y luego tirar su caca en forma de bolitas fuera del lugar en el que viven. Las mato cuando vuelan de sus escondites hacia alguna luz: pongo una batea con agua bajo la luminosidad y caen engañadas por el reflejo de ésta.
Las moscas polilla o moscas del drenaje, que mayormente viven en el baño. Son tan chiquitas que cuando las veo dentro del inodoro me da la impresión de que se meterán en mi poto si me siento, por eso las espanto antes o les echo agua. Son pésimas voladoras, pero expertas buceadoras: hay de las que logran salir del remolino del water.
Por último, las arañas, que me caen bien mientras no se muevan de sus esquinas. Sobre todo unas de patas largas y de movimientos torpes que casi siempre están inmóviles. A las grandotas y a las invasoras de espacios, casi siempre las mato. Aunque, la verdad, casi nunca. Cuando las veo me imagino el beso de la mujer araña y no al hombre araña. Y me dan suerte. Por eso dejo que vivan conmigo mientras se coman a todos los bichos antes mencionados. Menos a Solitud.

sábado, 25 de abril de 2009

Venus y el Yacana

Ayer tomé un taxi hacia la Plaza San Martín. El taxista era un señor de unos 45 años y dueño de una labia particular. Me preguntó, si no es impertinencia, a qué iba a ese lugar del centro de Lima. A un recital de poesía –le contesté. ¿Ah sí? –me dijo. –le respondí. Y de inmediato calló a Julio Iglesias, se acomodó en su asiento, tomó con firmeza el timón, y me contó su asombrosa historia.

Ayer también, pero por la tarde, tracé y hice mío aquel poema universal que enloquece a hombres y mujeres y que muchos llaman sexo. Venus me bendijo mientras se quitaba la tanga y las pantimedias.

El Yacana es un lindo lugar. Pero su ambiente toma el color de lo seráfico cuando se llena de gente que bebe una cerveza al compás de unos poemas que leen sus poetas.

Me imagino a Venus haciendo un streeptease fastuoso y placentero cada viernes. (Los dioses aplauden.) Me la imagino y me excito y quiero que Vulcano me traiga otra cerveza.

Porque, claro, nadie se imagina a un taxista como yo con esta historia, ¿no? –pareció concluir. Sin duda, nadie –le dije. A propósito –continuó- ¿a quién escuchará en el recital?

Calla Salomón –dijo el León. Y todos callaron. No porque el León haya pedido que callara Salomón, sino porque todos advirtieron la presencia del Amórfor. Y el León sentado al lado de un Harold que brilló. Y el León contento por una Vanessa que brilló. Y el León aplaudió un poco más a Pablo y a Pablo, al chileno y al peruano, porque brillaron. Y el León quedó agradecido porque bebió del brillo de todos, aunque extrañó a todos.

Hay seres que brillan y que pueblan las noches de viernes y que beben de las mamas de Venus. Ellos viajan y vuelven, como la inspiración. Y brillan. Y flotan como el Sol.

viernes, 24 de abril de 2009

La ira sobre Ira

Hace unos días recibí un correo de un amigo en el que me reenviaba un texto acerca de un tal Ira Rennert y sus fullerías. ¿Que quién es este? Pues un abuelo lleno de canas, americano y multibillonario. Un maldito. Aquí un resumen editado.

LA EDAD DE LA IRA
Ira Rennert tiene 75 años. Desde hace 12 opera sus negocios en La Oroya (Junín), pues es dueño de Doe Run Perú, que compró por $120 millones, un centro metalúrgico que arroja al ecosistema 1000 toneladas diarias de azufre (sangre en los pulmones), cadmio (osteoporosis), plomo (daño cerebral) y arsénico (huecos estomacales). Es decir, 85 veces más arsénico, 67 veces más azufre, 41 veces más cadmio y 13 veces más plomo de lo permitido según estándares internacionales.
Ira envenena a los 33 mil pobladores de La Oroya vía aire, agua, comida y todo lo que pueda tocarse. De ellos, 18 mil son niños contaminados con 70 microgramos de plomo por decilitro de sangre en promedio, cuando lo adecuadamente saludable es 10 microgramos, según la Organización Mundial de la Salud. Esos niños son conocidos como los grises, por la cantidad de plomo que tienen en su organismo y que se refleja en su piel. Muchos de ellos escupen sangre, vomitan bilis y nacen con daño cerebral, pues desde el vientre materno ya están contaminados con plomo. Es tal el envenenamiento de la ciudad que el Estado ha creído conveniente salvar a los pobladores propiciando un éxodo; es decir, mudar a toda la población a seis kilómetros de la zona del desastre; es decir, refundar La Oroya, invirtiendo $ 130 millones.

La tragedia de La Oroya está en el segundo lugar de catástrofes ecológicas, sólo superada por la explosión radioactiva de Chernobyl en la Ucrania de 1986. Ubicada a cinco horas de Lima, la ciudad registra 2000 casos de cáncer.
Ira Rennert está en el puesto 132 de los hombres más ricos del mundo, con una fortuna de $ 6 mil millones. Su grupo empresarial Renco Inc. generó en el 2008 la suma de $ 960 millones. Es propietario de la mansión más grande de Estados Unidos, ubicada en una exclusiva zona de Nueva York y valorada en $ 186 millones, que cuenta con 29 dormitorios, 39 baños, canchas de tenis y una amplia y limpísima laguna artificial. "Mi idea es que se parezca al palacio de Versalles", ostentó Ira a la prensa. En tanto en La Oroya se cava un hueco tan profundo y largo que puede verse desde la Luna. Y las explosiones en el tajo de la mina son tan fuertes que han rajado y rajan las humildes casas de los pobladores.
Es tal la avaricia y tacañería de este empresario-genocida que aprovecha el tema de "la crisis internacional" para declarar en insolvencia a Doe Run Perú. Le importó muy poco cumplir con el Plan de Adecuación y Manejo Ambiental (PAMA) desde 1998, y ha pedido que se siga prolongando su puesta en marcha hasta el 2011. Quiere despedir a más de 2 mil trabajadores con el pretexto de mandarlos de vacaciones pagadas por un mes, pero sólo dándoles el 20% de sus sueldos. Dice que si no se paga una deuda por $ 185 millones el centro metalúrgico no podrá seguir funcionando. ¿Pero a quién le debe? Pues nada menos que a Renco Inc.; es decir, se debe así mismo. Por ello, de manera increible, un grupo de empresarios nacionales se unió para prestarle $ 175 millones y así salvar de la quiebra a la empresa y evitar que miles de trabajadores queden en la calle.
Ira debe estar meándose en los pantalones de tanto reírse de los peruanos, que le pagaron su mansión con los escupitajos de sangre de los niños de La Oroya.

Documentales y reportajes sobre el tema:
Un respiro para María (2'19'')
Los niños de la Oroya (3')
House of lead: La Oroya - Perú (10')
CNN - DOE RUN (5'03'')
Fotos exclusivas de los oroínos y de la mansión de Ira

Más información:
Salvemos La Oroya

martes, 21 de abril de 2009

Las venas de América

Las venas abiertas de América Latina se ubica en los primeros lugares del ranking de ventas de la librería electrónica Amazon.com desde que Chávez se lo regaló a Obama en la reciente Cumbre de las Américas. Dicen que Obama pensó que era un libro escrito por Chávez.

Cuando ese texto se publicó en 1971 Barack Obama tenía 10 años y Hugo Chávez 17. No creo que en ese entonces alguno de los dos lo haya leído. Chávez seguramente lo hizo como parte de su preparación como militar y político de izquierda, pero al parecer Obama nunca. Tal vez a quien ha leído Barack, y sea quien más se parezca ideológicamente hablando al autor del libro obsequiado, es a Chomsky.
Yo lo leí hace 15 años gracias a una recomendación y a que estaba en la biblioteca de la Facultad de Comunicaciones. Creo que tuvo el mismo efecto en mí que en su momento El laberinto de la soledad, de Octavio Paz, y 7 Ensayos de la interpretación de la realidad peruana, de J. C. Mariátegui. Además de conmoverme y dejar en mí una huella mezcla de ternura, rabia, desesperanza, dolor, quimera e ilusión, me sumió en una profunda reflexión.
Le siguieron Días y noches de amor y de guerra, Las palabras andantes, y las antologías Mujeres y Amares, amén de artículos, reportajes y textos o entrevistas que daba el escritor, periodista y eterno desterrado Eduardo Galeano. Poca cosa si revisamos su extensa obra.
Galeano nació en 1940 y es muy seguro que en su primer gritó, una vez fuera del vientre de su madre, haya dicho “Antisistemaaaaaa”. Fuera de bromas, el uruguayo es uno de los escritores que más estimo porque me dio una visión de América Latina distinta a la construida con años de escuela y discursos repetitivos. Galeano me enseñó a que la historia a veces es circular y que la realidad, también a veces, es capaz de sobrepasar la ficción de alguna mente perversa.
¿Habrá que agradecerle a Chávez por haber hecho de promotor bibliográfico de un grande de las letras hispanas como es Eduardo Galeano? No lo creo. Chávez ha difundido a quien cree en él, a un soñador, a alguien que siempre ha abrazado y ha enseñado a abrazar aquella ilusión llamada 'libertad'.
Ojalá que llueva café en el campo y ojalá que Obama lea el libro que le dio Chávez. Y ojalá que Chávez lo haya leído de verdad.

lunes, 20 de abril de 2009

Televidente

El único día de la semana que veo TV por más de dos horas es el domingo. Y TV nacional porque, verdaderamente, hay una programación muy interesante a partir de las 8 p.m.
Comienzo con Cuarto poder y Punto final, ambos con excelentes reportajes, y con Panorama, que a veces tiene alguno. Luego, a las 9 p.m., sigo en paralelo a El perro del hortelano, con excelentes entrevistas, y, a las 10, a Jaime Bayly, viejo lobo del TV show . Cerca de la medianoche concluyo con El especialista, que trae el deporte de la semana con cerebro.
Casi cinco horas frente a la TV y no me da remordimiento. Sé que es un montón de tiempo, pero de buenas imágenes y de cosas aprendidas y de perfiles e historias tan conmovedoras como reveladoras.
Pero ayer, en ese horario exclusivo para lo made in Perú, tuve un punto aparte para dos programas imperdibles del cable, aunque de manera intermitente: Los Simpson y Epitafios (ambos con el primer programa de una nueva temporada).
De lunes a viernes también veo TV, pero casi sólo de cable, y apenas la nacional, aunque de noche como los domingos. Lo obligatorio, a las 11 p.m., Prensa Libre, y Magaly TV algunas pocas veces. Y todos los noticieros de las 10. Mención especial para Canal N, siempre imprescindible.
¿Pero la TV no embrutecía? No sé, al menos yo no me siento vruto.

jueves, 16 de abril de 2009

Alucinación

Ayer tuve una alucinación sin necesidad de estar drogado.
Aluciné que no caía agua por ningún caño de mi casa. Ni una gota. Y que platos, ollas, vasos, cubiertos, formaban una montaña cochina en la tina de la cocina. Y que los baños estaban clausurados con los wáteres usados. Y que nadie se podía duchar ni lavar las manos siquiera, a no ser que usara el agua de los botellones comprada para beber. Y que todos en casa esperábamos el regreso del agua como quien espera un milagro del cielo. Y que pasaron dos horas, tres, seis, 12, 24 y nada. Ni una gota. Y que los vecinos tocaban la puerta para saber, pero nos descubríamos en la misma situación. Y que todos empezábamos a desesperarnos.
Pero lo que en realidad sucedió fue que hubo un recorte del suministro del agua por 24 horas. Y la empresa avisó, pero en mi hogar dulce hogar nadie había llenado el tanque de reserva. Y por eso sufrimos las consecuencias de no tener agua por un día... por un día... por un día... (eco).
¿Y si no hubiera sido una alucinación? O sea, ¿si de pronto ya no llega más agua a nuestras casas durante un día, dos, tres, una semana, un mes? ¿Qué haríamos? ¿Qué sería de nuestras vidas? ¿Qué pasaría?

jueves, 9 de abril de 2009

La caricia de Lucila

Recuerdo estar de pie en el enorme patio de mi colegio primario junto a decenas de estudiantes de otros grados. Recuerdo que ensayábamos una canción que dedicaríamos a nuestras mamás en la actuación por el día de la madre. Recuerdo a la profesora que dirigía las actividades de la semana que hizo que aprendiéramos aquella bella melodía. Recuerdo mi entusiasmo y mi emoción a medida que se acercaba el día. Eran otros tiempos. En ese entonces tenía seis años y aún no conocía el pecado de la infelicidad.
Me han asaltado estos recuerdos con intensidad porque el pasado 7 de abril se conmemoró el 120 aniversario del nacimiento de la autora de aquel sencillo y hermoso poema hecho canción. Se llamaba Lucila Godoy pero el mundo la conoció como Gabriela Mistral. Su poema, Caricia. La profesora de los ensayos, mi madre.
A pesar del largo tiempo transcurrido no he olvidado aquellos versos y aquella melodía. No están en youtube, pero sí en mi voz y en esta frágil memoria que a veces me concede la gracia de las dulces evocaciones.

Caricia (1924)

Madre, madre, tú me besas pero yo te beso más
y el enjambre de mis besos no te deja ni mirar...

Si la abeja se entra al lirio, no se siente su aletear.
Cuando escondes a tu hijito ni se le oye respirar...

Yo te miro, yo te miro sin cansarme de mirar,
y qué lindo niño veo a tus ojos asomar...

El estanque copia todo lo que tú mirando estás;
pero tú en las niñas tienes a tu hijo y nada más.

Los ojitos que me diste me los tengo de gastar
en seguirte por los valles, por el cielo y por el mar...

Gabriela Mistral (1889 – 1957)

lunes, 6 de abril de 2009

Bozo tiene bozo

Polémica conductora de TV es travesti

Fuentes confiables han asegurado a este blogger que Laura Bozo es travesti. Es decir, tiene pene y se lo sacude cada vez que va al baño, además de afeitarse el bozo cada mañana. Y la verdad es que yo creo en ese dato porque su cara lo refuerza. Mírenla.
Dicen que fue militar y que le encantaba vestirse de mujer en secreto y almorzarse, valiéndose de sus galones, a soldaditos indefensos en sus tiendas de campaña. Así pasó su juventud hasta que dejó la vida castrense para decidirse por su transformación. Se afeitó todito, se puso un vestido, una peluca, tacones, unas medias por senos y mucho maquillaje. Desde ese día de abril de 1972 dejó de ser el capitán Bozo y fue Laura, Laura Bozo. El resto es historia.
Con los años el capi Bozo se convirtió en una estrella de televisión gracias a los favores, primero, de uno de los estafadores más grandes del Perú, Ricardo Belmond, y luego a los de un siniestro asesor presidencial llamado Vladimir Montesinos, el Rasputín del chino Fuji, de gustos caros y raros, que lo llenó de mimos, joyas, dinero y poder, mucho poder.
Pero para Laurita no fue suficiente, quizo más. Se hizo llamar la abogada del pueblo y reclutó, como buena exmilitar, a personas con dramas y miserias por unos cuantos centavos para construir entretenidos montajes y acrecentar su show business. Y fue ese trabajito el que la llevó al extranjero para manchar la imagen de los peruanos a través de sus grotescos y falsos y muy exitosos programas, esto último según no sé quién.
Hasta que se jodió: cayó Fuji, cayó Vladimir, cayó toda la mafia y ella no fue la excepción. Sus cochinadas salieron a la luz y a partir de entonces permaneció bajo arresto domiciliario en su estudio de grabación por casi tres años, acusada de enriquecimiento ilícito y tráfico de influencias. Toda una delincuente.
La Bozo es tan fea por fuera como por dentro. A pesar de todo su exquisito historial hay quienes aún le permiten que siga explotando la vulgaridad, la miseria y la ignorancia de gente entrenada y pagada para que golpee, llore, grite, ante el placer de sus ojos. Y hasta dicen que en otros países es aclamada y aplaudida por grandes auditorios y deseada por colosales cadenas de televisión, mientras ahora en el Perú la gente que se respeta la repugna como a las ratas del desagüe y ningún canal de televisión quiere ensuciarse con sus programas basura. Ya Jaime Baily se empeñó en destaparle sus mentiras y sus abusos porque tampoco él, como todos los peruanos, vive dentro de un talk show repugnante, mugriento y roñoso. Toma ahí.
Para el tío Bozo y su equipo de producción el Perú era, antes, en el pasado, el paisito donde podía fabricar sus programas, enlatarlos y exportarlos, con el escudo de la libertad de expresión; pero ya no, ya fue, aquí ya no... Y lo sabe, por eso se fue, lejos, para despotricar del país que la vio nacer como varón y para venderse a unos empresarios que gustan de entretener con porquerías a sus televidentes.

Nota: Hace tres años escribí un texto sobre la realidad de Laurita que se convirtió en un email cadena, sobre todo entre los peruanos que vivíamos en el extranjero. Se reenvió y reenvió y algunas webs, blogs y foros (1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10) lo publicaron; pero sólo UNO, un diario latino de Barcelona, puso el nombre del autor, o sea el mío, el de este pechito, aunque cortó un poco el texto. Los demás tuvieron otras firmas, jaja... pero no importa, son gajes del oficio. Además la idea era que lo lea mucha gente.

jueves, 2 de abril de 2009

Dona tus órganos

No seas tacaño. Ni miedoso ni antisolidario. Ni te creas invencible porque en cualquier momento te puede pasar. Nadie tiene la vida comprada. Por eso dona tus órganos, no seas malo.
Yo soy un donante y mi familia sabe que si por esas cosas de la vida quedo cerebralmente muerto, tiene que donar la mayor cantidad de órganos posible de este mi cuerpo, que mal cuidado no está. Es mi voluntad, la he señalado en mi DNI, y la deben respetar.
En el Perú el 80% de las familias se niega a donar los órganos de su muertito por miedo, ignorancia o algún inventado tema religioso. Lo peor es cuando la familia se opone a este acto pese a que fue el deseo del fallecido. Ahí la importancia de compartir esta decisión con familiares y amigos.
Cuando una persona está viva puede donar un solo órgano: los que son dobles como el riñón o los que se regeneran. Sin embargo, cuando las funciones cerebrales de una persona cesan definitiva e irreversiblemente, ésta podría salvar la vida de más de diez personas al extraérsele los riñones, los pulmones, el corazón, el hígado, el páncreas, las córneas, intestino, piel, médula ósea, huesos, tendones y vasos sanguíneos.
Las estadísticas indican que en el Perú hay un donante por cada millón de habitantes, mientras que el estándar latinoamericano es de 12 a 15 donantes por millón. En Estados Unidos la tasa es de 25 por millón de personas.
En Europa, según EFE, actualmente cerca de 62 mil ciudadanos necesitan un órgano y 12 mueren diariamente a la espera de un trasplante. Otra sería la situación si se lograran los índices españoles de donación, que son un modelo a seguir. España lidera las donaciones con 34,3 por millón, seguida de Bélgica (28,1), Francia (25,3), Portugal (23,9) y Austria (22,3). Bulgaria está como el Perú, en la cola, con 1,3 por millón de habitantes.
¿Y cuándo una persona está apta para donar sus órganos? Cuando los médicos la declaran con muerte cerebral o muerte clínica.
Una persona muere por paro respiratorio o por muerte cerebral. En el primer caso los órganos dejan de funcionar en minutos; con la muerte cerebral pueden funcionar por dos o tres días más. Es en este lapso en el que pueden aprovecharse los órganos.
La estadística mundial dice que la tercera parte de los pacientes (¿se podrá ser paciente en estos casos?) en lista de espera fallece porque no aparece un donante. En el Perú muere el 60% de estas personas.
Así que dona tus órganos, para que en vez de dejarles dolor y tristeza a tus seres queridos, les dejes la alegría de saber que fuiste solidario y que salvaste otras vidas. Y para que además no sean los gusanos sino los humanos los que mejor los aprovechen, ¿no?