lunes, 23 de junio de 2008

Mi carro: el regreso (II)

Parecía como si el choque se hubiera realizado en algún país escandinavo: un carro del año, una linda mujer, paisaje sanisidrino, una compañía de seguro y una solución ultra civilizada.
No hubo gritos ni arrebatos. Nadie exigió nada ni hubo alguna falta de respeto ni mucho menos un escándalo. Mi explicación de los hechos no fue refutada ni nadie se puso terco o chillón. Es más, hubo un intercambio de sonrisas amables y palabras serenas. No necesitamos la presencia de la policía ni de un especialista en conflictos. Y hasta surgió la figura de una potencial compradora de mi carro: la amiga de mi chocadora.
Me gusta, ¿puedo verlo?, me dijo. Por supuesto, le respondí, y le abrí las puertas y le enseñé los asientos y la maletera mientras me hacía algunas preguntas que yo contestaba con la mirada puesta en otro lado. ¿Cómo se llama tu amiga?, le pregunté a mi posible futura socia. Pregúntaselo, me respondió, disimulando una sonrisa pícara.
¿Y si ella quisiera comprarme?, pensaba. Es decir, imaginaba que mi linda chocadora venía con un cheque en la mano y me decía: Te quiero para mí, te compro. Y yo le respondía: Perdone, pero no estoy en venta… ¡estoy de oferta, regalo y promoción, todo junto para ti, cariño mío! Y así divagaba mentalmente hasta que la voz del tipo del seguro me trajo de vuelta al lugar de los hechos para indicarme qué debía hacer para que arreglen mi carro. Pucha.
Era obvio que aquel estado de contemplación en el que me encontraba en ese momento no era el más indicado para el momento. Me habían chocado. Se nos hacía tarde para llegar al compromiso al cual no dirigíamos. Erika y Soledad esperaban de pie a unos metros al lado de un enorme ciprés, dueñas de unas miradas incrédulas. Tenían caras de pocos amigos. Celos. Sin duda. Omar tomaba fotos: chic-chic, chic-chic. Yo sonreía.
Al darle una chequeadita última a todo mi carro, dándole una vuelta completa, aprovechando además en mostrárselo un poco más a mi posible compradora, pude darme cuenta de un detalle que hasta ahora no comprendo cómo y por qué sucedió: me habían robado el símbolo o emblema o insignia o logo de mi Toyota. Maldita sea. Refunfuñé bajito mientras seguí sonriendo. En su lugar había una mancha sucia de mal aspecto. Ah, sí, se me despegó ayer, le dije a mi acompañante. Pero no te preocupes, lo mando a pegar y ya está. Perfecto, me respondió, entonces nos comunicamos pronto, luego de que arreglen el choque, me dijo. Por supuesto, le respondí, mientras agradecía a San Cipriano El Mago el hecho que no me pidiera que lo encienda porque hubiera escuchado así esos extraños ruidos que últimamente estaba lanzando mi auto.
Nos despedimos con unos apretones de manos, besitos para las chicas y buenos deseos para todos. Intercambiamos mails, teléfonos, tarjetas, blogs y miradas. Mi chocadora subió a su Mitsubishi 4x4, brillante y gigante, y se alejó llevando consigo algunos de mis rasguños en la punta derecha de su camioneta. Su amiga la acompañaba. Yo no pude subir con facilidad a mi Toyota porque la puerta estaba atascada. Metí la panza. Entré. Omar, Erika y Soledad ya estaban con sus cinturones de seguridad puestos. Ahora sí, ¿nos vamos?, les dije. , me dijeron casi al unísono.
A los pocos días tuve una cita: una señora de unos 40 años me llamó por teléfono y me dijo que había entrado a esta jaula y que quería ayudarme a escribir la próxima entrega de esta historia. Me invitó a tomar un café en el Cocodrilo Verde de Miraflores y luego me propuso redactar el post en su depa de El Olivar. Y… lo que sigue es aburrido, puro trabajo y transpiración, así que mejor lo dejo aquí.

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo que más me divierte de tus relatos son las ganas que tienes pasa jugar y ver cómo sublimas cada experiencia en cada momento de tu vida. Incluso tus miedos...Eres muy generoso por permitirnos conocerte un poquito más.
Sigue siendo el gran "chocador" y que tu carro continue siendo la excusa para provocarnos.

Causita dijo...

una vez una jermita rica choco mi datsun, pucha ella se ofrecio en ll evarme a su mecanico, solo por ella fui y pago todo.

Anónimo dijo...

generosooooooooo
como gaston

Anónimo dijo...

Kikin, voa hacer un cartelito pa tu carro rojo mariposa, cuando tengas choque y fuga, dirá: "chocadores trabajando, Don't disturb". OCHOas

Lali García dijo...

después de esta experiencia, fácil y estarás atrás de los semáforos al acecho de otra agresiva conductora. Cuidado y ahora te resulte alguien del tercer tipo. Mentira. Está paja la crónica.
Un abrazo "compañero León"

Yei i dijo...

se siente desestresante

Anónimo dijo...

me encanta que me encantes con tus cuentos seguramente mitad verdad mitad invención. hasta me dan ganas de chocarme contigo.
;-)

Anónimo dijo...

enriquito, cuando pienses en cambiar el modelo de tu coche no estaria de mas considerar un tanque de guerra no?. seguramente ese resistiria mejor (que el rojito)tu choqueamorosa ajetreada ajenda. :)

Anónimo dijo...

ACTUALIZACION:

ayer enrique volvio a chocar. le chocaron. dio vuelta en trompo y ha quedado con la parte izquierda chancada. acudi al toque para ver como estaba. felizmente mas que susto no fue. ahora que venga la historia enrique... del viejito jubilado que te choco y que estaba para darle plata... luego el "arreglador" de la empresa (?) de taxis... o sea hay historia pa rato... claro si la quieres escribir

Anónimo dijo...

No es cuento, un nuevo choque en su historial. Y no, no es el de la tía esa, este es uno nuevo y serio, claro, este fue ayer y espero que en este lapso de tiempo no haya ocurrido otro...si contamos cuantos choques al mes...habrá "Mi carro" para mucho tiempo. Enrique: Ya es hora que te des cuenta que estás en Perú. Maneja a la defensiva para MI carro no pase de la anecdota.

Anónimo dijo...

que puro trabajo y transpiración? como se te ocurre llevarla a un gimnasio!
Aurea