Luego de pasar del asombro inicial y decirle que sí, que era muy probable que le venda mi carro, Pariacota me preguntó a cuánto. Al escuchar el precio me pidió que hablemos luego del almuerzo, en dos horas. Apuntó mi número y antes de irse preguntó de qué año era y si tenía carburador. Sí, le contesté, sin dudar, mientras me preguntaba qué sería un carburador
Esa tarde, mientras esperaba la llamada, recordé algo que le pasó a mi coche hacía unos días. Como en pocas ocasiones, esa noche se juntaron en mi agenda tres invitaciones interesantes: un desfile de modas de ropa interior femenina de Leonisa, un cóctel de agasajo a las concursantes de miss Perú Mundo 2008, y un recital de poesía sanmarquina. Sin saber a cuál asistir, salí de mi casa vestido sport elegante, como para los tres eventos. Se puede suponer que mi decisión posterior no fue tan difícil y que finalmente opté por ir al lugar donde habían más calatas. Y así fue: luego de recoger a Rafael, quien llevaba terno y corbata por su trabajo, y deliberar por un momento sobre a dónde ir, nos dirigimos a contemplar a las leonisas en ropa interior.
Será porque iba cargado de imaginación y ansioso por llenar mis ojos de sonrisas y curvas, que no me fijé en la curva del ovalo que tenía delante. Ni en el autobús que iba a mi derecha ni en el taxi amarillo que venía detrás. Y solo aceleré. Y luego aceleré más a fondo. Y casi nos matamos. El bus frenó estrepitosamente, yo pasé veloz por sus narices y el taxi me pasó rozando. Hice mal al meterme sin fijarme y habría sido mi culpa si Rafael y yo acabábamos en el hospital o en el cementerio, pero en ese instante no podía hacer otra cosa que acelerar. Y por eso aceleré. Ahora sé que diosito escuchó mis ruegos de no morir tan joven, a pesar de la batahola de mi copiloto.
No fuimos a ver a las calatas de Leonisa ni a la misses peruanas del 2008, porque estuvimos más de una hora en una estación de servicio esperando a que arreglen la llanta que reventó por el impacto contra la berma a la que me subí. Tengo que vender este carro, pensaba, mientras lo veía ahí, de lado, cojo, con una gata como muleta, esperando su parche. Ya no lo soporto y sé que él tampoco a mí, me decía. Seguramente creerá que compré mi brevete en Azángaro y ansiará que lo venda ya para que otro lo trate mejor, seguía pensando. Te voy a vender por pensar así, le dije. Ya verás, sentencié. Luego fuimos al recital de los sanmarquinos.
6 comentarios:
oieee un parche? parcheS!!! fueron como 3 grandes, costaron un chupo de plata i encima caemos en un lugar con puro viejo argg... vestidos a la tela por las webs... io no c si no fueran por mis gritos pues hace rato no la contabas, no solo esta sino muchas otras... si pues ahora soi el amigo griton
raggs
que miedo!!! chocas tres veces por semana, como se atreven tus amigos a ir contigo a ningun lado???? yo mejor me pido un taxi ji.
asi ke fuiste ami u mmm avisa pues!
ups ...era yo.. tu prima Karenctz:P
cielos q mieeedo pasear contigo pero uff de la q se salvaron ... y q penita por lo q perdieron... sldos
abiliv
...¿seguro que tu brevete es original? o ¿es azangarazo?.Responsabilidad social, ¡pues hombre!...por siaca si ves por ahi un nissan gris placa KO9672...compadecete de mí ok???. Que Dios te guarde , hoy y siempre-por los siglos de los siglos-roguemos al señor-todos se lo rogamos!.
VOCCMS
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