viernes, 2 de mayo de 2008

Mi carro - Parte III

El precio que le puse a mi carro sobrepasaba su verdadero valor. Aún así Pariacota decía que lo quería y yo quería opiniones. Gabriel decía que lo venda, que ni lo piense, mientras David sospechaba hasta del peinado del señor. Es raro, decía. Luego, en casa, mi madre me aconsejó que no lo venda, mi hermano que sí, mi viejo hizo un gesto como diciendo yo no sé, y mi hermana Claudia me pidió que le ofrezca su Volkswagen escarabajo negro del setenta. Oferta, dijo.
Mientras leía mi horóscopo asombrado sonó el celular: ¿Sí? Soy el señor Pariacota, llamo por el carro. Ah, sí, pero mire, creo que ya es tarde para ir a una notaría a realizar la compra y venta si es que usted se anima, le dije. Ah sí, tiene razón. ¿Le llamo mañana?, me dijo. Sí, por favor, le pedí. Ocho de la mañana (media noche para mí por haberme acostado cuatro horas antes), el celular. ¿Sí? Soy el señor Pariacota, llamo por el carro. Ah, sí, ¿nos podemos ver a las diez en la Plaza San Miguel? Sí, me dijo. Y en eso quedamos.
Mientras conducía recibí la llamada de Aida. Me dijo que había soñado conmigo, con Omar, con Erika y con Rafael. Me estacioné y le pedí que me contara. Estabas con tus amigos, feliz, porque habías conseguido novia al fin, y querías que ellos la conocieran. Quedaron en encontrarse en un bar y ella nunca llegó. Le llamaste una y otra vez pero nunca te contestó. Luego saliste del lugar, solo, y nevó y nevó. Pero en Lima ni siquiera llueve, le dije. Pero en mis sueños sí, me respondió. Y qué más, le pregunté. Nada más, ahí no más me desperté, contestó mi amiga mexicana.
Es mucho dinero, creo que está exagerando, le dije al señor Pariacota, luego de que me dijera cuánto me pagaría por mi carro. Pero no le pagaré en efectivo, sino en especies, me dijo. ¿En especies? Pensé e imaginé sacos de arroz, javas de pollos y atados de apio. Sí, ya verá usted, no se arrepentirá, nuestros socios son colombianos, me dijo. Ah, colombianos… Entonces ya imagino a qué clase de especies se refiere, le dije, mientras le sonreía de lado y asentaba con la cabeza.

12 comentarios:

Anónimo dijo...

veeeeeeee
o sea
el tipo era narco
pero en tus sueños
xq q io recuerde
no fue nada asi

raggs

Anónimo dijo...

por el nombre no parece narco, mas bien naco

Anónimo dijo...

mentira!! nunca tuve ese sueno nevado.

Anónimo dijo...

yo de ti venderia el coche ahora que quieren pagar en especie colombiana, no vaya a ser que despues tengas que cambiarlo por pollitos(pio).(por aquello de tantos choques que tiene el pobre carro en su roja historia))

Anónimo dijo...

ya vez... tu carro no vale nada....

Anónimo dijo...

Especies colombianas, me suena más a "orgías colombianas"; tomando en cuenta los constantes "choques" que ese carro ha experimentado, tal vez esta nueva modalidad de "choque"...es más interesante.
Lo dudoso seria que el tal Pariacota, pretenda hacerlo contigo..jejejejej...
VOCCMS

Anónimo dijo...

profe sta chvr su vlog
la istoria de su car un vacilon saluos deus alumnas(ex)
zamora y rosas

Unknown dijo...

Kike, dime si el sueño de Aida y la venta del carro tienen algo que ver. Me muero de la curiosidad.

E

Anónimo dijo...

a ver, observemos las analogias entre "realidad" vs "sueno de aida". en la realidad enrique busca la opinion de amigos y familiares antes de decidirse a vender su carro, en el sueno enrique quiere presentarles su novia a sus amigos (algo asi como buscando el visto bueno de ellos) luego, en el sueno: la nieve, en la realidad: las "especies" colombianas. conclusion... enrique esta enamorado de su carro

Anónimo dijo...

Has generado polémica con tanta fantasía junta!!! Eso solo lo esperaba de Gabriel...
:D

Anónimo dijo...

Señor Enrique, de casualidad encontré este blog, tan solo buscaba mi carro, creo que lo del precio lo conversaremos mejor en otro momento por que, al parecer, esta nevada nos va joder a todos.

Sr. Prospero Pariacota Palomeque.

Enrique L. dijo...

Oye Pariacota:
¿No quieres comprar unos calzoncillos que ya no uso?