miércoles, 26 de mayo de 2010

O como el mar

Nunca he entendido por qué un poeta explica su poema antes de leerlo. O por qué teje una historia y cuenta cómo, dónde y en qué circunstancias lo escribió. O por qué lo califica como “de tormento” o “de mi vida” o “de estilo tal o cual”.
Cierta vez Rosella Di Paolo, que dirigía un taller de poesía en la desaparecida Casa Eguren de Barranco, dijo: “El poema no responde, el poema pregunta”. Esta frase, a pesar de los años pasados, no se ha diluido en mi memoria. Y la recuerdo cada vez que oigo que una “persona dotada de gracia o sensibilidad poética”, un poeta, según el DRAE, fuerza a que un poema confiese, cual recluso en manos de viles policías, su construcción y origen. Tal vez, me digo, ese texto no tiene el suficiente bastimento como para valerse por sí mismo y entonces hace que responda lo que no puede preguntar.
“La poesía –dice José Hierro- es como el viento, o como el fuego, o como el mar. Hace vibrar árboles, ropas, abrasa espigas, hojas secas, acuna en su oleaje los objetos que duermen en la playa”.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Claro que es suficiente... ya he leído todo tu libro e imagino que eres tal cual me imagino. Un ser tan sensible, abierto a todo, algo egoísta también y claro con un poco o mucho- ¿Quién sabe?- del ego característico del los poetas, pero al fin y al cabo, siento que eres un buen ser.

Anónimo dijo...

Claro que es suficiente... ya he leído todo tu libro e imagino que eres tal cual me imagino. Un ser tan sensible, abierto a todo, algo egoísta también y claro con un poco o mucho- ¿Quién sabe?- del ego característico del los poetas, pero al fin y al cabo, siento que eres un buen ser.

Anónimo dijo...

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